En las afueras de un hotel la oí por primera vez y oí también el dolor marcado del sol al conversar con la palidez de su hombro descubierto andaba vestida cómo las calles de esta historia como las que suelen tener cafés y verbos mendigos limosnando propia vergüenza… Se que siempre dudas de los libros que hablan de la luz que se filtra por el techo del camino y del aderezo poético de los lunes -no te culpo, no amo esta ciudad antes de la puesta del sol- Se que siempre dudas de los árboles que corren hacia el pasado cuando en bus lloras cayendo, cansada, en otros cuerpos, encerrada en un minuto sudando por pura ignorancia y por mis versos llorando la canción de primavera en mi ventana escupiendo por los que no pueden escupir por los indefensos como yo que no pueden verte o entenderte que solo recuerdan luces, música de circo que te recogen por pedazos como los artefactos de Parra tan solo por empezar a escribirte. |
domingo, 23 de diciembre de 2007
No amo al escribir
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