domingo, 23 de diciembre de 2007








Reflexiones de Nico en enero

¡Todo es en vano madre si yo llorará,
el corazón de pena se me secara,
llore, llore, lloraba andar… que diera el alma!


Si se oye,
si se canta…si de días se alcanza
la dicha …si, de días avanza.
Se debe ser severo con la verdadera vigilancia
de los pañuelos protegidos por el cielo,
de su vuelo indecente y de los besos cansados de la suerte.
Se debe ser cruel para intercambiar las dagas
o las pupilas fatídicas de los amantes
al retozar donde nadie los recuerda
donde solo el baile y las muñecas anuncien que van y que sin dudas vienen
en verano mayormente, donde se juzga con las mismas calles,
sin luces, displicente y simbólicamente
al que hace haikus de noche (lleno de placer, ensordecido)
así como al que baila descalzo sobre el silencio del barro.

me escucho a veces que nací moreno
que ya no remojo mis pies en el charco
y creo poder decir ser severo y cruel
y fatídico, y segundamente cruel,
-no conozco otra forma de tomar el pañuelo-
ni la ansiedad kafkaiana de una matraca alquilada
me contiene la falta de verso y disparate
se debe ser severo…si se canta, si se oye;
si se nombra al firmamento
si de una sola forma se anuncia: ¡Me encantas!
con las letras del dinero
y el dedo que la mierda aguanta.
No han de escucharme los que odian las rosas
o los que por defecto las aman
envueltos en el vacío de la dulzura
ni los que son severos con el vuelo y los cuentos de enero…
Sola, miserablemente sola, andas,
si Abelardo te viera,
Victoria llora mas sola que tu encerrada en un cuartito lastimero
construido en tu pecho donde lee y te canta
Ay y si tuvieras pecho como bien lo cree este poema
tendrias un corazón blanco por mera literatura
sucio de tanta lágrima,
ay porque si tuvieras pecho y corazón tambien tuvieras ojos
y unas mejillas preciosas cuarteadas de tanta sonrisa y lagrimera

y no más te llamarían marinera
ni pasearias arrogante y dicharachera
serias solo llanto en suelo de primavera
marinera la que hubiera, que mil veces existiera…


No ves acaso que el ejecutante cabalga tras balcones, sobre arena y jardines,
sobre fotos y tus ojos, sobre el vitoreo y tus ojos enormemente
la nobleza podría ser- riéndose y pensándolo lentamente-la cavilación eterna
de intentar el cortejo
empujando al negro como blanco juego
de dos amantes amando sin cielo,
ni propia verdad
sin que tu vivieras.

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