Que de dos momentos debo a tus pisadas todo lo que duele cuando amanece aquí donde crece la hierbaluisa donde crece el sabor, donde nace el dia exacto para amar para olernos o para escuchar a Cortazar hablar de como debemos hacernos el amor como besar como y cuando besar tus dioses, como beso tus heridas los dias como hoy. Que de dos momentos debo agradecer a aquellos que temen cantar los días domingos sin versos ya donde descansar porque los poetas ya no quieren saber de la luz ni de los consejos incoloros, ni de la leche de madre propia ni de los domingos sin adjetivos solo domingos. Debo pensar y seguir escribiendo sobre los que sufren con la mala pedagogía de amar dentro de los antiguos bares debo escribirte como león cansado, como una guerra desnuda de sangre ( sin música propia) escucharte pero no hacerte caso para poder dormir, y hacer los paseos matutinos con este libro de Quino destrozado bajo el brazo pero sin escupir al cielo como aquel que pierde el sol; pero sin mentiras, en silencio escondido tras un mojito al final del bar y de la primavera. De dos momentos espero agradecer El temor de vivir sin un milagro cartesiano sobre la frente o ardiendo en los bolsillos junto a los cigarros restantes del poema anterior a este. Espero, de igual manera y con mayor respeto, llover sobre tu cuerpo mordido por mis insultos y mis versos acaso debiendo también hacer vidrio a pedradas escritos de agradecimiento y conmiseración a la mismisima mierda a la que tanto mientan sin comprenderla arrastrándola, engañandola y acompañar su melancolía con mi demencia de página vacía y mis huesos llenos de golpes y palabras ardientes porque solo así espero y debo agradecer que estes viva y me atormentes solo dos momentos y para siempre. |
domingo, 23 de diciembre de 2007
No son solo dos momentos de miercoles
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